Los requisitos básicos son los siguientes:
– Demanda anual de calefacción y refrigeración inferior a 15kWh/m2 ó, alternativamente, una carga térmica inferior a 10kW/m2
– Demanda anual total de energía primaria (climatización, iluminación, agua caliente sanitaria, electrodomésticos…) inferior a 120kWh/m2
– Resultado de un test de estanqueidad al aire del edificio (Blower Door Test realizado a 50Pa. de presión diferencial) <0,6 renovaciones/h
Para conseguir cumplir con estos requisitos, se tiene en consideración:
– Excelente aislamiento térmico: Los muros, cubiertas y soleras en Passivhaus tienen una gran resistencia térmica. Las ventanas, además de tener un bajo coeficiente de transmisión térmica, deben favorecer la captación solar y disponer de un factor solar lo más elevado posible.
Un buen aislamiento térmico incrementa además la sensación de confort interior, al no producirse grandes diferencias en las temperaturas superficiales interiores, evitando de este modo la sensación de “pared fría”.
Se pueden conseguir buenos valores de aislamiento partiendo de cualquier método estructural y constructivo actual.
En los edificios más compactos, al disponer de menor superficie en contacto con el ambiente exterior, suele ser más sencillo alcanzar el objetivo de demanda energética.
– Construcción sin puentes térmicos: Los puentes térmicos son zonas de la envolvente dónde se producen debilitamientos de su capacidad de aislamiento térmico, debido a cambios en la geometría, encuentro de materiales, cambios de material, etc. Debe tenerse especial cuidado con los puentes térmicos porque:
- Las temperaturas de las superficies interiores en los puentes térmicos son generalmente inferiores a las del resto de la envolvente, lo que puede acarrear condensaciones, moho o incluso deterioro de los materiales constructivos
- Se incrementan las pérdidas térmicas de la envolvente.
Los efectos negativos de los puentes térmicos pueden ser evitados en la mayoría de los casos poniendo especial atención en la fase de diseño. El aislamiento debe preveerse de manera que cubra las superficies exteriores sin interrupciones.
– Ventanas de muy alta calidad: Se utilizan marcos con muy baja transmitancia. Los vidrios son bajo emisivos, con una cámara (vidrios dobles) o incluso dos (vidrios triples). Los espaciadores entre los vidrios suelen ser del tipo warm-edge, para disminuir el puente térmico en el encuentro entre vidrio y la carpintería. Al mismo tiempo, los vidrios deben poseer un factor solar g lo más elevado posible.
– Estanqueidad al aire y ventilación mecánica con recuperador de calor: La envolvente del edificio debe ser tan estanca al aire como sea posible. De esta manera se evitan corrientes de aire interior (húmedo) que penetra en los elementos constructivos y que genera pérdidas energéticas incontroladas.
El control del volumen de aire que se renueva no puede depender de grietas, fugas de aire incontrolables, o de condiciones climáticas externas variables. Por otro lado, utilizar las ventanas practicables para ventilar una o dos veces al día resulta habitualmente insuficiente, especialmente en los edificios modernos que disponen de un cierto grado de estanqueidad.
Por estos motivos, se utilizará un sistema mecánico de ventilación que suministrará aire de calidad a las estancias. El sistema de renovación de aire deberá contar con un recuperador de calor del aire de alta eficiencia (75 a 95%) de manera que el aire del interior que se vaya a expulsar atempere la temperatura del aire que se introduce al interior.
– Aprovechamiento de las ganancias solares en invierno, y limitación en verano, aprovechando las bondades de sistemas fijos o móviles de protección solar, así como la inercia térmica del interior del edificio.
– La temperatura de consigna en el interior se establece en 20ºC en invierno, y 26ºC en verano. No se permite un sobrecalentamiento en verano de más de un 10% del tiempo por encima de esa temperatura.
La humedad relativa interior se deberá mantener entre un 30-70%, y preferiblemente entre un 40-60%.